Latitudes: Maestros Latinoamericanos
Una mirada directa, que aunque acristalada se clava en las pupilas que lo observan; una mirada que casi te regaña. ¿Oteamos a través de la ventana de Montenegro, o es el personaje el que se asoma tras el marco para mirar la realidad que a su vez lo observa?... sea como fuere, lo que ve no debe gustarle demasiado. Parado frente al cuadro, un espectador puede sentirse observado e incluso retado, retado a descubrir el porqué de esa postura, el porqué de ese fruncir el ceño, el porqué de la llamativa flor en la solapa. Semblante serio, postura erguida, contrastes de color, la figura enfundada en tonos oscuros, resalta sobre el fondo claro, brillante, a través de manchas de color que delimitan ágilmente el contorno deseado.
Parece como si el artista tuviera prisa por acabar el retrato y de ese modo dejar de sostener la mirada de Fernández Ledesma, seguro que de ahí sobrevienen sus amplias y rápidas pinceladas. El cuadro se remata con un artificioso marco que llega a configurarse como parte de la obra debido a su profusa pero astuta decoración que a la vez que informativa es ampliamente visual puesto que recuerda a elementos románticos.
1 comentario:
Me encanta tu critica tu critica :)
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